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La innovación docente en Formación para el Empleo es una acción constante a la que, quienes nos dedicamos a la docencia en cualquier ámbito de la educación y de la formación, no podemos renunciar.

Innovar significa «introducir novedades para cambiar algo» y en la Formación para el Empleo, incorporar novedades para contribuir a la mejora de la calidad en la formación es un reto para cualquier docente que quiera hacer las cosas bien.

Sobre esto hablé en las III Jornadas POEFE organizadas por el Ayuntamiento de Andújar (Jaén) el pasado 16 de septiembre de 2022 y aquí comparto algunas de las reflexiones que desarrollé en mi intervención de una manera más amplia.

La gran pregunta que nos podríamos hacer para tratar este tema de la innovación docente en Formación para el Empleo sería la siguiente: ¿Qué novedades podemos incorporar en nuestra acción docente?. Mi propuesta se orienta a identificar innovaciones en ocho áreas de nuestra intervención.

1.- NOVEDADES EN EL CONTEXTO:

Los contextos donde se desarrollan las acciones formativas pueden facilitar el aprendizaje o pueden bloquearlo. Contextos facilitadores son aquellos que proporcionan oportunidades para practicar; disponen de las instalaciones, equipo y herramientas suficientes y adecuadas para probar, experimentar y ensayar; y generan un clima de aula en el que los participantes se permiten equivocarse sin riesgo.

Podríamos afirmar que el aula se convierte en un laboratorio, donde a través del ensayo y error se van adquiriendo las competencias necesarias para desempeñarse en una ocupación. Pero el aula, en Formación para el empleo se nos queda pequeña y entonces necesitamos convertir el territorio en aula. Los participantes deben interactuar con los recursos de la comunidad para ir más allá del aprendizaje en el aula y así descubrir las empresas que en el futuro los podrán contratar, conocer el tejido empresarial para saber cuáles son sus necesidades e identificar los recursos públicos que les puedan ayudar a encontrar su oportunidad laboral tanto a través de los servicios de orientación laboral como los servicios a apoyo al emprendimiento.

Podríamos afirmar que, en formación laboral, hay que salir más a la calle.

2.- NOVEDADES EN LAS RELACIONES:

El modelo clásico de enseñanza-aprendizaje presenta, en casi cualquier aula, al docente enseñando y al alumnado, aprendiendo. Por supuesto, hay numerosas acciones de intervención que requieren ese modelo para facilitar la adquisición de conocimiento; no obstante, en Formación para el Empleo, sugiero promover un tipo de aprendizaje más comprometido en el que el docente se convierte en guía, facilitador o provocador de situaciones de aprendizaje y el alumnado se convierte en quien resuelve los problemas. Necesitamos, para ello, buenas dosis de aprendizaje autónomo y un apoyo en el resto de compañeros de clase.

Impulsar desde el principio de la acción formativa una estrategia de formación de equipos de trabajo; con lo que eso supone de cara a instaurar conductas de confianza, compromiso, cooperación, coordinación y complementariedad (las 5 c´s del trabajo en equipo) entre el alumnado; me parece un esfuerzo que merece la pena hacer, no sólo por las ventajas que tendrá en el aprendizaje, sino también por lo que supone en el desarrollo de competencias transversales (soft skills) tan demandadas por el mercado laboral.

Pasamos de «enseñar» a un grupo de alumnos/as, a liderar a un equipo de trabajo que gestiona su propio aprendizaje.

3.- NOVEDADES EN EL ROL DOCENTE:

Para poder generar ese tipo de ambiente en el aula más comprometido, más participativo y más autónomo; el docente debe cambiar la estrategia. Ya no se limita a transferir conocimiento sino, más bien, a diseñar situaciones de aprendizaje (problemas, proyectos, estudio de casos, simulaciones, rol plays, etc) que provoquen al alumnado y lo pongan a trabajar.

Nos transformamos en facilitadores del aprendizaje y acabamos aprendiendo con el mismo grupo.

4.- INNOVACIÓN EN LA TECNOLOGÍA:

La tecnología educativa siempre ha estado en el punto de mira de la educación, pero probablemente ahora, con los avances en esta materia, las posibilidades que se nos abren son muy amplias. Cosas que antes era imposible que sucedieran en el aula, ahora son posibles gracias a estos avances que podríamos clasificar en tres dimensiones:

  • Tecnología y material didáctico: Hoy día, limitarnos a un libro de texto o a un material impreso complementario es reducir las posibilidades y las oportunidades de aprendizaje. El diseño y/o utilización de materia digital, con los beneficios que aporta la multimedia; los aportes de Internet o la elaboración de pruebas de evaluación o de simulación digitalizadas son todo un abanico de posibilidades que no sólo afectan al «contenido» de la asignatura, sino que nos obligan a modificar la «metodología». Si además empezamos a pensar en las posibilidades de la Inteligencia Artificial, de la Realidad Aumentada o de la Realidad Virtual, las posibilidades se multiplican.
  • Tecnología y recursos didácticos: El docente ya no tiene que depender de materiales elaborados por grandes editoriales, él mismo puede convertirse en editor utilizando las herramientas de edición de contenido que ofrece el mercado (tanto en formato texto, como en formato imagen, vídeo o sonido). Aunque no siempre tiene que ser el docente quien edite dichos materiales. Probablemente sea aún más potente que el propio grupo de aprendizaje genere sus propios contenidos con estas herramientas de edición, matando así, dos pájaros de un tiro: trabajamos el contenido y desarrollamos la competencia digital.
  • Tecnología y medios didácticos: El dilema entre presencial o a distancia que tantas veces ha servido de debate en el ámbito de la Formación para el Empleo, deja de convertirse en dilema para pasar a ser la norma. Las plataformas de teleformación (tipo Moodle o Google Classroom), son completamente asequibles para cualquier docente (o centro de formación) y permiten usarlas indistintamente como aulas virtuales (para la teleformación) o como repositorios de contenidos tanto para la formación presencial, online o mixta. Si a estas plataformas le sumamos las herramientas de comunicación online (servicios de videoconferencia, chats, foros, etc.) los medios educativos se enriquecen y superan la mera transmisión verbal presencial de la enseñanza clásica.

Sin duda, la incorporación de la tecnología supone un cambio en la metodología.

5.- INNOVACÓN DOCENTE EN EL DISEÑO:

En el diseño y programación de nuestras acciones formativas, ya no sólo importa el «contenido», sino que cobra mayor fuerza la «metodología». Ya no sólo es importante qué se enseña, sino que ahora es fundamental cómo se enseña y, como hemos visto en el epígrafe anterior, también con qué se enseña.

Diseñamos nuestras acciones formativas pensando en el aprendizaje y pasamos de transmitir contenidos a entrenar competencias. Además trascendemos las competencias técnicas (hard skills), incorporando las competencias transversales (soft skills). Todo un reto para el diseño.

6.- NOVEDADES EN LA EVALUACIÓN:

Todas estas novedades en el diseño, la metodología y la tecnología evidentemente van a tener una incidencia en la evaluación del aprendizaje y en la evaluación de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Si ahora la competencia prima sobre el contenido, entonces el examen ya no es una herramienta útil, o al menos no lo es como herramienta principal de evaluación.

No evaluamos sólo el aprendizaje teórico, sino que, fundamentalmente, evaluamos destrezas y habilidades. Por tanto, el examen se convierte en una herramienta de evaluación residual para dar paso a otras herramientas de evaluación como las listas de cotejo, las escalas de calificación y, las para mí, más relevantes: las rúbricas de evaluación.

7.- INNOVACIÓN EN LA FINALIDAD:

La finalidad última de la formación para el empleo es la inserción laboral, por tanto, la orientación laboral debe estar presente en todo el proceso formativo. Además, como los participantes buscan un retorno de la inversión rápido, es clave que diseñemos concienzudamente la transferencia del aprendizaje. Por tanto, durante el proceso formativo, no paramos de mirar al futuro para ver de qué manera, las competencias que estamos adquiriendo, podremos desarrollarlas en el mercado laboral y de la forma en la que el mercado laboral las necesita.

8.- INNOVACIÓN DOCENTE EN LA METODOLOGÍA

La metodología se centra en generar espacios de aprendizaje diseñados para que los participantes practiquen de manera activa las competencias que queremos que adquieran y lo hacemos en entornos participativos, simulando los contextos en los que tendrán que trabajar en el futuro, donde la colaboración y la complementariedad son la norma. Por otra parte, nos centramos en el desarrollo de competencias, que supera la mera adquisición de contenidos teóricos, que ha sido la metodología clásica que aún venimos arrastrando de modelos educativos obsoletos.

Hablamos entonces de una metodología centrada en el participante y basada en el desempeño.

Concluyendo: Ser docente en Formación para el Empleo va a requerir un esfuerzo para introducir novedades en, al menos, las ocho áreas que acabamos de describir y, esa innovación docente, va a contribuir a sacar de nuestras aulas a los profesionales especializados que el mercado laboral necesita. Es por ello, que la capacitación docente de los profesionales de la formación debe ser un tema prioritario en toda la oferta formativa de Formación Profesional y esa formación de formadores, por supuesto, debe ser igualmente novedosa e innovadora. Al menos, tanto como la que proponemos para el resto de la formación.

Si queremos una formación para el empleo innovadora, la formación de formadores también ha de serlo.

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